Con frecuencia podemos ver desfilar por las calles de la ciudad varias bicicletas con canastas y un bote de salsa verde colgando a un costado.

Los tacos de canasta (contrario a lo que se cree) nacieron en Tlaxcala —específicamente de San Vicente Xiloxochitla— alrededor de los años 50. La tradición se ha pasado de generación en generación y la mayoría de los taqueros que vemos en la ciudad provienen de este pueblo. Y aquello que inició por comodidad (la bicicleta), hoy es lo que los caracteriza.

Al principio era un platillo que se comía a medio día después de las labores de campo y tradicionalmente se ponían en una canasta de mimbre. Los tacos se amarraban entre varios trapos para mantener el calor. Eso provocaba que sudaran y estuvieran siempre templados.

 

La receta tradicional indica que entre capa y capa de taco, se bañaban con manteca de cerdo caliente y se se le agregaban cebollas y chiles secos, lo que resultaba en un ligero marinado o adobo (esa grasita extra que se queda en los labios cuando los muerdes). Los rellenos —que aún se siguen utilizando— son el de papa con chorizo, picadillo, frijol, adobo, chicharrón, mole verde y cochinita.

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